KINGDOM OF SORROW - Behind The Blackest Tears (2010)

Género:Sludge Metal/Metalcore
Duración: 41:03min.
Año: 2010
Formación:      
Kirk Windstein - Guitarra y Voz
Jamey Jasta - Voz
Nick Bellmore - Bateria
Charlie Bellmore - Guitarra y Bajo

El proyecto iniciado en 2005 por Jamey Jasta (Hatebreed, Icepick) y Kirk Windstein (Down, Crowbar), Kingdom Of Sorrow, cuyo debut discográfico en 2008 de título homónimo causó ciertas expectativas, tiene ahora su continuidad con el lanzamiento de su segunda obra, Behind The Blackest Tears, un álbum en el que les ha acompañado el resto de componentes que en el anterior, es decir: el bajista Matthew Brunson (Crowbar), Steve Gibb (guitarra) y Derek Kerswill (batería), aunque estos dos últimos ya no pertenezcan a la banda, habiendo sido sustituidos por el guitarrista Charlie Bellmore (Phantoms) y el batería Nick Bellmore (Phantoms, Toxic Holocaust).

Behind The Blackest Tears, cuenta con algunas diferencias con respecto a su ópera prima. En esta oportunidad han optado por recurrir a los ritmos densos y cadenciosos, mucho más cercanos a referencias stoner que al metalcore de los propios Hatebreed, por ejemplo. Podríamos situarlos en un cruce de influencias entre High On Fire y Spiritual Beggars, incluyendo sus devaneos con el sludge de aromas sureños.

Quizá los seguidores que disfrutaron con su anterior disco se sientan algo defraudados. No obstante, los vértices demoledores siguen formando parte importante de sus esquemas, sino que, en lugar de revestirlos de metal granítico, han buscado orientarlos hacia un entorno menos agresivo, vinculando los desarrollos guitarreros de abruptos grooves con el hard rock más corrosivo, como se puede descubrir de entrada con “Enlightened To Extinction”, “God’s Law in The Devil’s land”, “Monuments Of Ash” o la propia “Behind The Blackest Tears”, todas con riffs mastodónticos dotados de una condensación extrema y agobiante.

En lo que respecta a Jamey Jasta, mantiene sus agresivos registros vocales, aunque siempre supeditados al dominio de la instrumentación que tiene en las guitarras el elemento preponderante y catalizador de sensaciones,aunque las partes solistas no se prodigan demasiado, y es una pena, porque podrían aumentar la consistencia de la grabación en términos de ingenio creativo, como se demuestra en “From Heroes To Dust”, “With Barely A Breath” o “The Death We Owe”, con su estimulante inicio de bajo.

Por otra parte, no abandonan del todo los arrebatos rítmicos, en ese aspecto, destacan aportaciones como “Sleeping Beast” y “Salvation Denied”.

En definitiva, estamos ante un trabajo asfixiante que encuentra el desequilibrio en las texturas de grueso calibre y las atmósferas turbias.