Duración: 46:44min.
Año: 2005
Formación:
John "Gio" Cavaliere - Voz
Pavel Konvalinka - Bateria
Steve Janevski - Guitarra
Hanny Mohammed - Guitarra
Poco a poco la escena metalera de Australia parece ir incorporándose de lleno a la movida más heavy, ello debido principalmente a la aparición de nuevas bandas que pretenden dejar bien en claro que el país de los canguros es mucho más que AC/DC o Rose Tatoo. Por lo menos hace unos cuantos años atrás Pegazus y unos más emergentes Vanishing Point comenzaron tímidamente a ganar el afecto y popularidad en el Viejo Mundo aunque nunca alcanzaron el merecimiento que realmente se les debía, muy a pesar de su tremenda calidad musical.
Pues bien, de esas mismas y apartadas tierras, particularmente desde Melbourne, llega la que hoy por hoy es considerada como la gran revelación del heavy metal australiano. Tras el taquillero debut que tuvieron el 2003 con “Sands of Time”, éxito de ventas en Japón y con críticas muy favorables en los medios europeos, su retorno no se hizo esperar y el resultado es este efectivo y bien ganchero “Silent Company”.
Uno de los puntos más altos de esta banda, además del gran trabajo que despliegan sus guitarristas Hanny Mohamed y Stevie Janevski (algo así como una dupla al estilo Dave Murray-Adrian Smith o K.K. Downing-Glenn Tipton ), muy afiatados a la hora de recurrir al doblaje de solos, así como para lograr melodías y estribillos más que memorables, es la labor de mr. Leo Cavalieri, una voz portentosa, con la habilidad suficiente para escalar en los tonos en aquellas partes más aguerridas así como para mantener la misma pasión, aunque con un registro más meloso, en aquellos temas algo más suaves – y digo “algo más suaves” porque el peso no lo pierden en ningún momento-, como por ejemplo con la lenta “Six Ribbons”, corte de tinte más Folk presentado como un cover a un tal Jon English, o también la más progresiva “Darkened Room”, muy al estilo de unos Vanden Plas, con un destacable riff por parte de la dupla Mohamed-Janevski.
El disco en sí puede ser tanto del gusto de los fans más clasiqueros como de aquellos más jóvenes, aunque me inclinaría más por estos últimos al haber un ligero predominio de partes rápidas en distintos pasajes del disco, aunque insisto que los mayorcitos no se sentirán defraudados después de oír el buen manejo de estos chicos con la maideniana técnica de las “twin-guitars”. Hay de todo y para todos es en este “Silent Company”.
Destacar entre los nueve temas del álbum, la acelerada e inicial “Dragon reborn”, en donde de entrada queda de manifiesto la buena cepa de este Leo Cavalieri en voces, aunque de cualquier modo no será sino con “Silent Company”, el tema, en que asistamos al gran highlight del disco: inicio rápido que decanta en un melódico medio tiempo de poderosos riffs y unas voces mucho más pausadas y melancólicas. Esto último creo que debido a la muerte del padre de Cavalieri ocurrida a comienzos de este año y por lo mismo, este tema se transforma en un póstumo homenaje a su progenitor (sin contar que, al menos en Europa, es el primer single del disco). En suma, un inicio francamente prometedor.
Destacan además otros entretenidos y más helloweenescos cortes como “New Horizons”, “Visionary” o “Never Surrender”, aunque para el cierre se despachan otra joyita como lo es el épico y marcial “A better way to die”, un extenso temas de casi 10 minutos de duración y que fácilmente tiende a convertirse en un verdadero himno para Black Majesty.
En fin, si quieres disfrutar de un nuevo nombre dentro del estilo de metal más productivo de hoy en día y quieres comprobar por ti mismo los tremendos dotes con que cuentan estos jóvenes, no te demores más y consigue cuanto antes este trabajo.
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