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Género: Hard Rock
Duración: 54:59min. Año: 2013 Formación:
Aryn Jonathan Black - Voz
Christopher Jay Cowart - Guitarra Tom "The Mole" Frank - Guitarra Shaun Avants - Bajo Shawn Alvear - Bateria .png) |
Sonar como suenan Scorpion Child es sonar a estadio. Hacía mucho tiempo que no me encontraba con un debut tan brillante como éste. Amantes del hard rock de los mejores ’70, la banda de Austin (TX) declara no obstante que sus aficiones musicales varían desde el thrash metal 80’s al blues sureño. Y todo ello producido por Chris “Frenchie” Smith, conocido por sus trabajos con bandas revival tan nombradas como The Answer o Jet durante estos últimos años.
En esta su primera pieza, Scorpion Child miran directamente al sonido de la costa este de los EEUU en el periodo 1971 a 1979. Innegables son las referencias a Led Zeppelin, tanto por la cierta similitud de la voz de Aryn Jonathan Black a Robert Plant (quizás con un registro un poco menos agudo y menos atercipelado, me recuerda también a Tom Keiffer de Cinderella), como por las baterías tupidas y con atronador sonido a eco de madera vieja de Shawn Paul Alvelar, o por las guitarras crujientes y chillonas pero cargadas de medios de Christopher Jay Cowart y Tom Frank, y las líneas blueseras de bajo de Shaun Avants.
Y es que desde que “Kings Highway” sube de forma majestuosa tras su entrada blues, notas que todo está pensado para que tenga ese regusto especial al mejor hard rock. “Polygon of Eyes” es la tarjeta de presentación habitual de la banda. Para grabar en la memoria detalles tan inteligentes como una desconcertante parada al arranque (¿tatán-tatán, cuánto va a durar?), o el fastuoso estribillo, que se presenta antes del interludio central del tema, para luego retomarse del medio tiempo al tempo de heavy-rock. Merece la pena que eches un vistazo al ‘lyric-video’ que os enlazamos a Youtube para hacerte a la idea.
“The Secret Spot” es un medio tiempo con mucho juego, que sabe romper otra vez en coros y estribillos cremosos, mucho más elaborados que una simple palabra o frase repetida. “Salvation Slave” es potencia pura, con unos riffs y cadencia que recuerdan vagamente al Whole Lotta Love de los maestros (su ‘hey, hey, I’m moving now!!!’ se te grabará durante días y días), y que quiebra el éxtasis en unas transiciones y solos que guiñan a Pink Floyd.
“Liquor” es otra de sus tarjetas de presentación, con ritmos rockeros en clave de Re m, muy al estilo de The Black Crowes, en un tema más fresco y menos pesado. “Antioch” también sigue la forma de hacer de los hermanos Robinson para temas más acústicos, aprovechando la fuerza de lo eléctrico para subir la canción de cuando en cuando (aunque sin teclados).
Todos los temas tienen su pequeño gancho, y “In the Arms of Ecstacy” no es menos, arrancando con un sonido de ‘radio estropeada’ para de pronto llenar los canales de tu reproductor con un riff sencillo y directo, muy a lo The Quireboys, tocando con este tema más de cerca la siguiente década de los frívolos ’80. Pero rápidamente “Paradigm” vuelve a las bases musicales de Scorpion Child, de forma un tanto salvaje debido a su acelerado ritmo. El cierre lo da el sureño “Red Blood (The River Flows)”, a la semiácústica y con toques casi gospel, que nos deja meciendo en el sonido de la noche amenizado por grillos y serpientes de cascabel.
Sin duda Scorpion Child es uno de los descubrimientos del año, y ahora mismo me lo voy guardando para los 10 mejores de 2013 en Metal4all. Te reto a que lo escuches 5 veces y argumentes lo contrario, creo no podrás. Suenan muy bien, suenan exactamente a lo que quieren sonar, ahora sólo queda que lo confirmen en directo. Scorpion Child es el rock’n roll hecho a lo grande…pues eso fueron los ’70, ¿no?
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