A la luz de los resultados de un novedoso estudio parece que
podríamos distinguir a los fans de Iron Maiden de los de Juanes, y no
por su aspecto, sino por la actividad de sus cerebros. Según la investigación, publicada en la revista Biological Psychology, la preferencia por un género musical modula las respuestas cerebrales a la música.
Generalmente tenemos preferencias musicales que, según los estudios, suelen ser bastante estables a lo largo de la vida. Nuestro estilo musical favorito podría, además de hacernos el trayecto al trabajo mucho más ameno, estar modulando la forma en que categorizamos rápidamente la música que escuchamos.
De hecho, en un estudio publicado por Filipic y su equipo (2010) se afirmaba que podemos indicar si una canción nos gusta o no tan sólo 250 milisegundos después de comenzar a oírla.
En el experimento, Eva Istók y sus colaboradores utilizaron la electroencefalografía (potenciales evento-relacionados) para comparar un grupo de fans de la música latina y un grupo de fans del heavy metal mientras hacían dos tareas: una en la que debían hacer juicios del tipo "me gusta/no me gusta", y otra en la que debían clasificar distintos fragmentos de canciones de ambos estilos musicales. Los autores esperaban encontrar respuestas distintas para la música preferida y no preferida en ambos grupos, tanto tras la primera codificación de los rasgos propios de cada género musical como en una fase más tardía de la evaluación de las piezas musicales.
Los datos mostraron que la música preferida elicitaba un componente temporal negativo (onda cerebral) de mayor amplitud que el que originaba la música no preferida. Esto podría interpretarse, según ellos, como que las respuestas afectivas a la música son algo que sucede de forma espontánea. Sin embargo, la música no preferida, provocaba un componente positivo tardío más amplio, que según los autores podría deberse al efecto del "sesgo negativo", que hace que la información que valoramos negativamente atraiga nuestra atención más fácilmente que la información positiva o neutra.
Los investigadores concluyen su artículo afirmando que los resultados
aportan información sobre los mecanismos que están en la base de
nuestras elecciones musicales rápidas.
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